Rockódromo: inesperado show prendió al Parque Ecuador
Un sábado con el parque repleto de personas buscando distraerse, + el infrautilizado espacio de las ruinas del Teatro Enrique Molina, y 10 artistas penquistas que debiésemos conocer. La ecuación perfecta para una tarde de «Rockódromo: Festival Son del Biobío»: un inesperado recital gratuito que sorprendió a quienes pasaron la tarde en el Parque Ecuador y sus alrededores.
Inesperado, claro, por su poca promoción, explicable por un factor: esta jornada de música no estaba pensada para reunir multitudes, sino para su grabación y posterior difusión virtual.
De todos modos el escenario llamaba la atención, para el apacible paisaje de esas coordenadas de la ciudad. Pero más llamativo fue el mix de bandas, solistas y proyectos experimentales, que sonaron al nivel de los más consolidados sonidos chilenos: uno tras otro, cada artista hizo suyo el escenario, con derecho a interpretar 3 canciones (y al prendido grupo que se agolpó improvisadamente en la acera).
Como en los tiempos de la versión más gloriosa que recordemos del «Rock en Conce», el nuevo sonido se hizo respetar y oír (x10). Así, desde las 16 horas, desfilaron por el escenario (en orden de presentación) Bitácora Celeste, Ágatas en Flor, Vivi San Martín, Maña, Frosty Waves, Alerta Misui, Donki Bit, Mía Loops, Giyil y Los Niños No Lloran.
En total, fueron cinco horas de música local, letras que abarcaron el mayor variopinto posible de temáticas, y arte que puso en valor un espacio abandonado por décadas.
¿Hablemos de propuestas musicales?
El emocionante registro vocal de Bitácora Celeste (que colaboró más tarde en el show de «Alerta Misui») y la acústica contestataria de Ágatas en Flor abrieron los fuegos de una jornada que, pese a su poca promoción, motivó a multitudes de melómanos penquistas. Cerca de las 17 horas, el relato de «Ágatas…» dialogó a la perfección con la lírica de Vivi San Martín y la «no-música» (definida así por ellos mismxs), estelarizada por acordeones, de los santa barbarinos Maña.
Si hay algo que caracteriza a lxs nuevos artistas penquistas, es esa combinación incombustible entre pop, guitarras, baterías (y en algunos casos, sintetizadores). Algo así como «indie-pop-rock penquista», a riesgo de haber creado un concepto que mezcla el agua y el aceite. Pero la música local sabe conjugar estos estilos, y la prueba viviente de esto fueron las presentaciones de Donki Bit (proyecto liderado por Javiera Andrade), Alerta Misui y Frosty Waves.
La nueva música será colaborativa (o no será)
Al ojímetro, entre las 17 y 18 horas (al mismo tiempo que se presentaron las 3 bandas mencionadas), se agolpó la mayor cantidad de público, expectante al borde de la reja que resguarda las ruinas del ex-teatro. Y a la vez, comenzaron a destacar las colaboraciones: así fue que la solista Catalina Parra (Bitácora Celeste) volvió a subirse al Rockódromo para apañar en una de las canciones de «Alerta Misui».
Una pausa entre presentación y presentación, le dio el pase al espectáculo de una conocida del multiverso CCP Radio. «Supernova» y su nuevo éxito, «Ay», fueron parte del repertorio que presentó Mía Loops. Sintetizadores, pop cercano a lo experimental (definido como ella como «pop virtual») y electrónica, se conjugaron en una «odisea espacial», como versa otro de sus singles.
Le siguió el empoderado pop/trap de Giyil, quien tuvo un frenético fin de semana con presentaciones en La Esquina Rosada, «Las Terrazas» de Mall Plaza del Trébol y, como broche de oro, el escenario del Rockódromo. ¿Quién cerró la jornada? el proyecto solista «Los Niños No Lloran».
Cabe destacar que esta tarde de bandas en vivo se enmarca en la iniciativa «Red Nacional de Festivales Rockódromo 2021». Así, lo que vivimos este sábado frente al Parque Ecuador, fue justamente un festival: «Son del Biobío», estelarizado por las 10 bandas que fueron seleccionadas en la más reciente edición del proceso de formación «Escuelas de Rock», de la Seremi de las Culturas.